viernes, 25 de noviembre de 2016

FEMINICIDIO Y DESCOLONIZACION



"El feminicidio visto en esta perspectiva histórica de la matriz colonial es un problema de poder, por tanto político, reproducido por los dispositivos sutiles de la colonialidad "

FEMINICIDIO Y DESCOLONIZACION

La visibilidad de la violencia contra las mujeres, a través de los dramáticos feminicidios, es la clara muestra de una sociedad patriarcal, cimentada en la matriz colonial que atraviesa la sociedad boliviana, al igual que sus instituciones condensadas en lo que denominamos Estado.
Todos los acuerdos, convenciones y tratados internacionales que tienen relación con el derecho de las mujeres y contra la violencia, precisan, para su implementación, una adecuación al contexto sociopolítico de los países. En nuestro caso debemos tener presente que nuestra historia tiene muchos ejemplos de la exclusión de las mujeres como sujetos de derechos, detrás de cada hecho vemos la mentalidad no de la época sino la constante que va trazando esta matriz patriarcal-colonial, no interrumpida después de declararnos libres de la corona española. Los “padres de la patria” no tuvieron la sensibilidad de reconocer el aporte de las mujeres en la guerra de la independencia.
La arbitraria y consentida costumbre de los caudillos militares de tener sus “queridas” no afectaba a una sociedad estamentaria y racista, pero la costumbre no se quedaba en el caudillo militar, sino que de antaño se practicaba el derecho de pernada en todas las haciendas de la república, y en el actual acoso en muchos centros laborales y de las mismas instituciones públicas como Parlamento, Concejos Deliberantes, etc.
La herencia colonial se reproduce en las aulas de enseñanza, desde muy niñas se estila la elección de reinas, que culminan en las aspiraciones de “miss universo”, manteniendo una especie de “campo” del destino de la mujeres. Son numerosos los trabajos que analizan los concursos de belleza como una empresa muy lucrativa y cuya mercancía central son las mujeres.
Las modas con su imposición de modelo de mujer promueven la violencia psicológica, pues divide el universo entre “bonitas y feas” clasificación que refuerza la matriz colonial, que no permite el menor esfuerzo de análisis de la categoría social que lleva implícita, en consecuencia se aplican en todas las instancias para tomar distancia, es decir para discriminar.
Con nuestra inserción en la llamada modernidad, replicando el modelo nacido en el “star sistem” de Hollywood, se abrió un mercado de trabajo para las mujeres, así “trabajar de bonita” se ha vuelto una costumbre que como abanico se extiende desde los calendarios de pared, venta de baratijas, venta de cemento, venta de cerveza, bailadoras de cumbia, decoración en programas de Tv, o azafatas en ferias y eventos empresariales, de los que no se libran varias entidades gubernamentales.
No abundaremos en ejemplos demostrativos que la matriz colonial implica el racismo, piedra fundamental de nuestra formación social e institucional. La particularidad de esta forma colonial tiene un alto componente de violencia psicológica, como por ejemplo la que se encuentra descrita en la obra de Antonio Diaz Villamil “La Niña de sus ojos”, y en cientos de canciones populares que naturalizan el machismo, el racismo y la violencia.
Los feminicidios son el resultado de toda esa acumulación histórica, que circula por todos los ámbitos de nuestras diversas culturas, ninguna se libra del feminicidio, está presente entre aymaras, quéchuas, y lo que podemos denominar culturas occidentalizadas.
El feminicidio visto en esta perspectiva histórica de la matriz colonial es un problema de poder, por tanto político, reproducido por los dispositivos sutiles de la colonialidad (el ser colonial que nos habita individualmente, un habitus colonial). Justicia, ley, cárcel, protesta, no podrán terminar con el feminicidio mientras no descolonicemos nuestra sociedad y su armazón institucional, y no se trata de tener una actitud pasiva; por el contrario descolonizar la sociedad es romper los esquemas patriarcales a cada momento y en todo ámbito. Un empoderamiento de la mujer sin romper la matriz colonial es reproducir el carácter de poder dominante y dominado, viene a mi memoria el ejemplo de Margaret Thatcher, seguramente una de las mujeres más empoderadas en el campo político contemporáneo, pero reproductora del poder colonial.
La descolonización no es solamente una propuesta política es una actitud cotidiana de vida, en la que pueden confluir muchos movimientos políticos, culturales, generacionales, de géneros, barriales, etc.
Como toda conquista el librarse de la mentalidad patriarcal, como expresión viva de la colonialidad, será producto de una lucha permanente, que no tiene lugar específico ni campo determinado sino que cubre todos los aspectos de la vida y que parten de nuestra propia subjetividad.
Antonio Abal Oña. - 25 de Noviembre – 2016 - 





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